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Memoria
La casa mirador y el búnker se sitúan en el Pico de Bandama, que junto con la Caldera de Bandama conforman uno de los monumentos naturales más representativos de la actividad volcánica de Gran Canaria y lugar de asentamiento de los pobladores prehispánicos que utilizaban las cuevas de la zona para almacenar la cosecha.
La caldera tiene 220 metros de profundidad y 1.200 metros de diámetro, con un sendero para acceder al fondo del cráter y otro para bordear su contorno. El pico se eleva unos 350 metros respecto a la zona baja de la Caldera y desde este punto se puede disfrutar de una visión panorámica de la franja nororiental de Gran Canaria, sobre la propia Caldera de Bandama y de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. En la parte más alta del Pico de Bandama, se localiza una elevación de terreno, que se levanta unos cinco metros sobre el nivel de la calzada. Desde la carretera existen dos accesos peatonales que dan paso a una explanada irregular en la que se encuentra la casa mirador en una posición centrada, adosada a uno de sus laterales.
Este edificio es obra del arquitecto Fermín Suárez Valido, ganador del concurso de ideas presentado a través de la Junta Provincial de Turismo en el año 1942, teniendo gran repercusión en la época y formando parte de la Red de Miradores Turísticos del Cabildo de Gran Canaria. El Pico de Bandama y su casa mirador estaban recogidas en el proyecto turístico de Néstor Martín Fernández de la Torre como uno de los lugares de visita de la isla en una ruta junto con el Pueblo Canario, Casa de Turismo del Parque de Santa Catalina y el Parador de Tejeda, recibiendo ilustres personajes como Eva Perón, Winston Churchill, Paul Newman o Gloria Swanson.
Pero en los años 80 la casa mirador entró en un periodo de abandono, sin uso y finalmente se cerró al público en el año 1999. Sin embargo, el espacio seguía siendo una visita para los miles de turistas que se acercaban a ver sus vistas, hasta que se decidió acometer la rehabilitación en el año 2004 y finalizarla en el año 2005.
La casa mirador se trata de una edificación exenta, de planta cuadrada, de una única altura, con cubierta a dos aguas asimétrica. Se diferencian claramente dos crujías, una exterior, concebida como porche y otra sala interior, con huecos en todas sus fachadas.
El programa de necesidades establecido consistía en la puesta en uso de la edificación y la recuperación de los valores originales del singular edificio, que se definen a continuación, como hiciera en el momento de su implantación la prensa de la época:
La superficie de la planta consta de 49 metros cuadrados, en los cuales se ha proyectado un salón que ocupa aproximadamente la mitad, siendo destinada la otra mitad a terraza-porche. Por tratarse de un proyecto donde la edificación queda reducida a un simple salón, en el cual puede tener albergue el escaso número de personas que lleguen a él, esta superficie cubierta es suficiente para instalar un pequeño bar-cantina y tres o cuatro mesas, quedando así atendidas sus necesidades como mirador. Mas, previniendo el caso de que pudiera darse – desde luego poco frecuente – de que la afluencia de personas fuese mayor, se ha proyectado el porche con sus bancos de piedra, que orientado al suroeste quedaría al abrigo de los vientos reinantes, pudiendo ser utilizado como terraza o lugar de estar.
La razón que ha motivado su desarrollo en una sola planta es el emplazamiento en la cima de la montaña y su forma tronco-cónica, que tiene por sí misma a acentuar la línea vertical. Basado en esta circunstancia se ha desechado en el proyecto del señor Suárez Valido la solución de dos plantas, por temor a un excesivo predominio de la altura con relación a sus reducidas dimensiones, lo que pudiera motivar la pérdida total de proporciones. Por este motivo se ha reducido en todo lo posible la altura, para que el efecto de perspectiva que se ofrecerá desde los alrededores sea de estabilidad y reposo en la construcción, produciéndonos una sensación de majestuosidad observado a larga distancia y el evitar, además, en todo momento, que el Mirador en sí reste importancia a la vista de la Caldera y distraiga la atención del turista que contempla la belleza del paisaje.
Uno de los problemas que se ha tenido que resolver en este proyecto ha sido la adaptación del llamado estilo canario a las máximas condiciones de visualidad, ya que ésta ha de conseguirse desde el interior con amplios huecos, que es precisamente lo opuesto a las características de dicho estilo. Por ello, sin sacrificar en lo más mínimo dicha visualidad desde el interior y la estética de su conjunto, se han armonizado los ventanales con los detalles genuinamente canarios, como son las celosías de corredera, que presentan, además, la doble dificultad de adaptarlas a los huecos en esquina y a las líneas de concepción moderna del proyecto.
En los huecos de las fachadas se ha estudiado, juntamente con el porche, la combinación en un mismo plano de arcos y dinteles para mover las fachadas y romper la monotonía de las mismas. Por igual causa, el autor del proyecto ha introducido una chimenea, acusándola en una de las fachadas laterales, que además de elemento decorativo, ha sido aprovechada para instalar en ella el servicio de aseo del Mirador y ocultar el depósito de agua en lo alto de su interior.
Por estas ligeras líneas se puede apreciar lo que será el mirador de la Caldera de Bandama y la importancia que el mismo tendrá para el futuro próximo.
(Doreste Chirino, Luis; El arquitecto Suárez Valido. Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 2003. ISBN 84-8103-361-8).
Durante los trabajos previos de redacción del proyecto de rehabilitación de la casa mirador, se descubre que lo que parecía ser una cueva en la parte baja de la casa, en realidad se trata de un búnker militar construido dentro del plan Pilgrim en la segunda guerra mundial conocido como Búnker 43 en dicho plan. E indicaría, según los expertos, que la verdadera finalidad de la casa mirador era servir de ‘tapadera’ de un puesto de observación y vigilancia para la defensa de la Isla ante una hipotética invasión aliada, existiendo una comunicación vertical entre ambos espacios.
Debido a este hallazgo, se encarga un proyecto de acondicionamiento de este espacio para instalar en su interior una experiencia audiovisual que complemente la información que recibe el turista en la parte alta de la casa mirador, mediante la cual se presentan los aspectos más singulares de la historia de Bandama.
Se trata de una sala cuadrangular enterrada completamente en el Pico de Bandama con unas dimensiones de 4’00 m x 4’00 m y una altura de unos 3’00 m; su conexión con el exterior se realiza a través de un pasillo quebrado en cuatro tramos, tres giros son necesarios hasta alcanzar el espacio exterior. El pasillo conecta directamente la sala con el exterior y no existe ventilación o iluminación naturales más que a través del pasillo de acceso.
Localización: