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Memoria
El Confital constituye una zona de indudable interés desde el punto de vista medioambiental y de un alto significado social en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.
Puede afirmarse que es el área más importante en la zona costera del término municipal por su interés geomorfológico y biológico y, desde el punto de vista social, por su privilegiada posición dentro de la franja litoral poniente de la ciudad.
Por otra parte las condiciones de dinámica litoral que confluyen en la bahía, dan lugar a fenómenos de oleaje de gran atractivo para la práctica de actividades deportivas vinculadas al mar, entre ellos submarinismo y surf, con la peculiaridad de «la mejor derecha de Europa» – en el argot de esta práctica deportiva -, que es una ola que se forma en su litoral, y que atrae a practicantes tanto de las islas como a nivel internacional.
Durante décadas este lugar fue asentamiento de numerosas chabolas y, posteriormente, terreno apetecido para el desarrollo urbanístico y la implantación de edificaciones turísticas.
Finalmente el planeamiento general del municipio calificó a este lugar como de uso dotacional público, y cerró las puertas a cualquier intervención edificatoria. Con esa ordenación definitiva se redacta el proyecto de la obra.
La obra realizada se compone de tres elementos fundamentales:
- Acceso por el acantilado, realizado en acero Cortén, junto a un corte basáltico.
- Sendero litoral, realizado en madera tratada y pórfidos de distinto color en bloques
- Conexiones entre el acceso rodado y el sendero litoral, ejecutadas en madera tratada.
El trazado en planta dialoga con el perfil litoral, contrasta el Cortén con el basalto negro, acentúa las singularidades con los núcleos de porfido en bloques, y facilita el paseo por tarimas de madera sobreelevadas con respecto al terreno natural. Por tanto se mantienen las escorrentías naturales, se recuperarán los endemismos propios de El Confital y se naturalizará toda la superficie comprendida entre el acceso rodado y el sendero litoral.
La voluntad de formalizar una propuesta «no urbana» ha llevado a intervenir siempre en articulación dialéctica con el medio natural. El basalto expresa toda su fuerza material al yuxtaponerle el sendero de Cortén, las emergencias vulcanológicas de los bloques de pórfido acentúan los cambios de traza del litoral y las tarimas de madera colocan a los suelos naturales como elementos museísticos.
Todo se concibe, por otra parte, en función de su uso social. El sendero acantilado, además de resolver un acceso sin riesgos, ofrece unas perspectivas de la playa que hasta ahora no estaban a disposición de los usuarios del lugar. Los bloques de pórfido son lugares de reunión, de tomar el sol, de dejar las tablas o los trajes de neopreno, de mirar el paisaje, etc.; los distintos colores de los bloques permiten elegir unos u otros en función del soleamiento en cada ocasión, los más oscuros para los dias nublados y los más claros para los dias más calurosos. Las tarimas de madera son lugar de paseo, gradas de espectáculo para el surf, lugares de reunión, solariums, etc.
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